Meditación: Beneficios y Mitos.

Hola de nuevo a todos, quiero comenzar este post con mis mejores deseos para todos en este recién estrenado 2022; os deseo un año lleno de vida, salud y oportunidades.

Hoy quiero abordar un tema a petición popular. Es un tema muy de moda en la actualidad con el cual llevo trabajando hace muchos años de forma personal, pero mi relación con él se ha intensificado en los últimos meses debido a mi actividad como docente en esta materia. Os voy a hablar de la meditación.

Sería conveniente comenzar por dar una visión personal de lo que es para mí la meditación. De todos los significados encontrados a lo largo de mi experiencia con la meditación, quizá el que mejor se ajusta, es el que refiere que se trata de una experiencia de unidad y totalidad, un estado de consciencia en el que se transciende la dinámica dual de pensamiento. Mientras que la mente racional trata de dividir y clasificar para comprender, la meditación trata de unificar, es un estado en el que el meditador, el objeto de la meditación y el proceso de la meditación se funden en unidad.

Para mí la meditación no es un concepto extraño, ni místico ni intelectual, los que me conocen saben que esto trato de transmitirlo en mis formaciones con rigor y de forma muy vehemente en ocasiones.

La meditación no se hace, la meditación se experimenta. Lo que realmente tratamos de hacer es utilizar técnicas y herramientas que conducen a que el estado meditativo aparezca mediante la práctica cuando las condiciones son las necesarias. Por ello, también me resulta práctica la definición de Field, cuando en 2009 la describió como: “Una práctica de autocontrol destinada a regular el cuerpo y la mente hacia un estado de profunda relajación. Por esta razón, es capaz de provocar estados alterados de conciencia”.

Soy un defensor acérrimo de la meditación por todos los beneficios que nos procura. Por citar algunos, citaré aquellos que están respaldados por estudios científicos:

·         Rejuvenece y previene el envejecimiento del cerebro.

·         Aumenta la concentración y la capacidad de atención.

·         Mejora la memoria y otras funciones cognitivas.

·         Favorece la creatividad.

·         Desarrolla la inteligencia intrapersonal y emocional.

·         Potencia la aparición de emociones con valencia positiva.

·         Mejora las relaciones sociales.

·         Previene y combate los síntomas de la depresión.

·         Reduce la ansiedad.

·         Mitiga los efectos del estrés.

·         Reduce el insomnio.

·         Refuerza el sistema inmunológico.

·         Disminuye el dolor.

Pero como me gusta analizar desde la experiencia propia aquello de lo que hablo, no sería lícito hablar solo de sus beneficios y dejar a un lado aquellos mitos que se suelen crear cuando algo como la meditación, se convierte en una moda:

·         La meditación no es beneficiosa para todos. Para personas con ciertas patologías mentales puede ser contraproducente, debiendo tratar este tema con seriedad y rigor, no todo vale por el mero hecho de vender. Y el hecho de que muchas personas asocien la meditación como algo holístico, solo apto y reservado para ciertas personas como practicantes de Yoga u otras disciplinas, hace que, como decía anteriormente, todo sea válido y, no por ello, apropiado ni ético.  

·         La meditación no es simplemente una técnica de relajación. La relajación es un elemento clave de la meditación, pero la meditación tiene un elemento más elevado. Meditar es una práctica de desarrollo mental un método de análisis interior.

·         La meditación no es entrar en trance como algunos la definen. Todo lo contrario, con la meditación aprendes a conocerte con claridad y precisión. Aprendes a navegar en la claridad de tu propia psique.

·         La meditación no es una práctica misteriosa difícil de entender. La meditación no es una fórmula estereotipada que aporte resultados automáticos y previsibles y no debemos mostrarla en términos abstractos ni esotéricos. La meditación acaba entendiéndose con la práctica y la experiencia.

·         El objetivo de la meditación no es desarrollar poderes psíquicos sobrehumanos. Sus objetivos no son ni aprender a leer los pensamientos ni levitar. La meditación busca el desarrollo de la consciencia. Y a veces, ni tan siquiera eso, porque el meditador se beneficia de sus ventajas sin llegar a saber o entender la expresión “desarrollo de la consciencia”.

·         La meditación no es peligrosa. La meditación permite una gran presencia y una protección contra el peligro. Ejecutada correctamente, la meditación es un proceso suave y progresivo. Si se trabaja con mesura y bajo la atención de alguna persona experimentada, podemos evitar efectos secundarios y peligros innecesarios. Pero en manos de aficionados, falsos gurús o eruditos imitadores puede ser peligrosa desde el punto de vista de la salud mental.

·         La meditación no es una técnica hecha sólo para ascetas o ermitaños. Es una práctica real y tiene aplicaciones inmediatas en la vida cotidiana.

·         Meditar no consiste en alejarse de la realidad, al contrario. Meditar consiste en ir hacia la realidad. Nos permite penetrar profundamente en la vida y nos proporciona la capacidad de percibir el dolor y sobrepasar el sufrimiento. Esto se puede comprobar mediante la práctica de la meditación activa llamada Mindfulness, que tantos beneficios aporta a sus practicantes y no es más que estar presente en la realidad del día a día.

·         No hay atajo sin trabajo. La meditación no es un remedio rápido. En muchas ocasiones se observan cambios de forma rápida, pero los efectos profundos se notan a largo plazo. La paciencia y la disciplina son la clave. La mente tratará de boicotearnos en nuestras tentativas una y otra vez, muy especialmente en los comienzos, cuando nos enfrentamos a todos los miedos y limitaciones que nuestra propia mente nos pone delante. 

·         Meditar no es hacer terapia. La meditación no puede sustituir a la terapia psicológica porque no es terapia. La experiencia meditativa hace que nuestra mente se vaya limpiando de impresiones mentales negativas y hace que nos desapeguemos de deseos profundamente arraigados y esto puede ser beneficioso como prevención incluso de patologías asociadas al estrés y otras muchas, pero para algunas situaciones difíciles de la vida, cuando aparece algún tipo de patología deberíamos acudir a un profesional que nos acompañe con la terapia que estime oportuna en ese momento.

Llegados a este punto debemos abordar el tema de la práctica. Muchas personas asustadas por aquello que ven huyen de la meditación objetando falta de tiempo y de medios (quizá tenga mucho que ver lo que nos muestra la sociedad, que es una persona sentada en un cojín de meditación en un enclave maravilloso y teniendo todo el tiempo del mundo para ese menester).

Pero nada más alejado de la realidad. Existen multitud de técnicas muy asequibles con los mismos beneficios que la anteriormente descrita. El simple hecho de vivir el presente con atención plena es el mejor ejercicio de meditación que pueda existir, y a veces, el único a nuestro alcance. Como dice un respetado científico que aplica el método científico a la meditación de una forma inmejorable a mi parecer, y al cual sigo desde hace años: “Si barres, barre. Si lees, lee. Si disfrutas, disfruta. Si sufres, sufre y si te diviertes, diviértete”. Así de fácil.

Me despido hasta el siguiente post, recordándote que nadie, absolutamente nadie, es dueño de la verdad absoluta. Lo verdaderamente importante es experimentar.

                                                                               Hari Om