"La Falsa Espiritualidad"

Hace algún tiempo llevo pensando en este tema del que hoy me dispongo a hablar. Quizá es un tema que pueda dañar alguna sensibilidad, pero es importante reflexionar sobre él, ya que el simple hecho de que lo que vas a leer a continuación te resuene, querrá decir que debes plantearte si eres un ser espiritual o, por el contrario, comienzas a vivir en lo que se considera falsa espiritualidad.

Ubay Serra en uno de sus post escribió que la espiritualidad era el mejor antídoto para combatir muchos de los males de nuestros tiempos: el materialismo, el egoísmo, el capitalismo inhumano, la destrucción del medio ambiente…

También decía que era la mejor vía para conectar con tu Esencia. Además, la espiritualidad está cada vez más de moda en nuestra sociedad, lo cual es motivo de celebración.

Sin embargo, esa nueva espiritualidad que empieza a correr como la pólvora por todas partes es falsa espiritualidad. Ese nuevo movimiento al cual todos quieren apuntarse no es verdadera espiritualidad, sino una nueva forma de ego y postureo.

En su artículo realizaba aseveraciones que posteriormente desarrollaba como:

-Ser espiritual te hace sentir superior a los demás.

-Usamos la falsa espiritualidad para seleccionar e incluso rechazar o menospreciar a otras personas.

-Somos veganos, feministas, animalistas…pero nos enfadamos y culpabilizamos a aquellos que no lo son.

-En base a tu falsa espiritualidad aspiras a ser 100% luz, equilibrio, calma, armonía.

Curiosamente este último punto es el que me animó a escribir este post, ya que me resuena bastante dentro al estar muy en línea con lo que siento y expreso en las formaciones que impartimos y es mi forma de ver la espiritualidad. Siempre digo que por el simple hecho de ser espiritual no te puedes permitir estar nervioso, no puedes sentirte vulnerable, no puedes estar triste debiendo tener fe y confianza siempre, de alguna forma siempre siendo positivos, como ya escribí en un anterior post.

La perfección impuesta es la mayor falacia que nos vendieron a los espirituales o aquellos que lo pretendemos ser, ya que no eres más espiritual por simular ser perfecto y nunca molestarte por nada.

Si nuestro momento vital lo requiere, debemos ir a nuestra zona gris. Debemos enfrentarnos a nuestros miedos dejándolos vivir y ser. Debemos permitir a nuestra sombra manifestarse, sin dañar a los demás en esta manifestación, pero sin que nos perjudique por intentar negarlo. Debemos encontrarnos con nuestros miedos y atravesarlos, encontrándonos con nuestro dolor y poder exteriorizarlo, y llorar, y gritar...

Debemos aceptar nuestro lado vulnerable, nuestro cansancio, nuestra apatía, nuestro desánimo y frustración e impotencia porque para aumentar nuestra luz y sentirnos espirituales viviendo una verdadera espiritualidad, primero debemos conocer nuestra sombra.

Hasta que no hagamos las paces con todo lo que somos, no nos conoceremos, y una vez hecho eso podremos elegir lo que queremos ser.

Si decidimos ser seres puramente espirituales o más bien decidimos vivir la espiritualidad con consciencia, comenzaremos a notar cambios en nosotros mismos como pueden ser:

-No dar tanta importancia a la imagen, ni a la apariencia. No nos importará lo que opinen de nosotros; simplemente ‘seremos’. Nos mostraremos naturales y no ocultaremos ningún aspecto de nuestra vida.

-Entenderemos que lo material es efímero y que lo que nos importa es nutrir el alma. Podremos tener grandes propiedades y bienes materiales (¿por qué no?) o simplemente vivir con lo justo, pero nunca jactándonos de ello ni supeditando nuestra felicidad a ello igualmente.

-Nos rodearemos de todo tipo de personas sin que nos importe qué nos aportan, sino qué vamos a aprender de ellas. Siempre querremos ver a aquellos que formaron parte de nuestra vida, aunque ya no estén a nuestro lado.

-Aceptaremos todos los niveles de consciencia y las frecuencias de cada persona. Lejos de criticarlas, las aceptaremos y entenderemos y hablaremos de ellos desde el amor y el respeto sin renunciar a disfrutar de su compañía, ya que consideraremos que siempre podemos aprender algo de ellos.

-Respetaremos todos los modos de vida diferentes y crearemos sinergias sin ser excluyentes. Entendiendo todos los modos de vivir la vida y los respetaremos sin emitir juicios.

-Nos consideraremos eternos aprendices, no por una falsa modestia, sino porque rechazaremos la etiqueta de maestro de forma honesta y no de cara a la galería.

-Entenderemos la importancia del contacto con la naturaleza y que la meditación es imprescindible, pero por encima de todo, que dentro de la espiritualidad hay que cuidar el cuerpo y que éste tiene sus limitaciones en este plano, por lo que le daremos descanso y pausa para poder seguir aportando con plena consciencia. Pero siempre, siempre, desde el conocimiento de nuestras luces y nuestras sombras.

Hoy más que nunca, me despido deseándote un feliz descanso estival y haciendo especial hincapié en mi reflexión final:

Nadie, absolutamente nadie, es dueño de la verdad absoluta. Lo verdaderamente importante es experimentar.

Hari Om