El Blog de Chapa Yoga. Positividad Tóxica.

Hace unos días charlaba con uno de mis mejores amigos, y cuando hablo de mejores amigos hablo de aquellos que mejor me conocen. Él es una persona muy vehemente y muy “tierra”, calificativo que yo le aplico con mucho cariño. Y en esta conversación él me decía “que no entendía cómo una persona como yo, tan vinculada al mundo científico por mi trayectoria profesional y curricular, podía convivir con algunas personas tan holísticas (adjetivo que sustituyo por el de “hierbas” que es el que él suele usar).

Al conocerme bien, él está en lo cierto. Yo llevo muchos años inmerso en el mundo holístico pero sin perder de vista la ciencia y la tradición, porque siempre he sido muy consciente de que ambas son complementarias y lo mejor es dejarlas convivir complementándose  una a la otra. Cuando digo esto siempre pongo el mismo ejemplo: mi bisabuelo siempre me decía que lo mejor para cuando uno tenía las manos resecas y con cortes era orinarse en ellas y él lo hacía hace años; algo un poco descabellado en los tiempos que corren, pero la verdad, es que ahora la mayor parte de las cremas que usamos para la piel contienen urea que procede del líquido que mi abuelo sin saber, se aplicaba sobre sus manos.

Este ejemplo que puede parecer burdo, se lo cuento a mis alumnos en la Universidad y a mis alumnos en las clases de Yoga, porque me parece que recoge la esencia de que el mundo avanza y lo holístico y natural se complementa perfectamente con el avance y la ciencia.

Al contarle esto comencé a caer en la cuenta, y finalmente, llegamos ambos a la conclusión de que a lo que él se refería era a ese tipo de personas que tratan de adoctrinar a otros de una forma incorrecta, haciéndoles pensar en sus palabras, que todo es de color rosa, que el mundo es maravilloso y no hay nada de qué preocuparse porque todo es “flow” y positivo.

Él hablaba sin saber ponerle nombre de la positividad tóxica, que no es otra cosa que,  considerar que solo hay que poner el foco de nuestra atención en sentirnos siempre bien aunque las circunstancias sean negativas. Tratando constantemente de no tener emociones, pensamientos y recuerdos negativos o/e incómodas de nuestra vida.

Efectivamente le dije que la felicidad continua no existe y quien piense que esto es así, desde mi punto de vista, está en un error. Todos buscamos el bienestar propio y el de los que nos rodean, pero eso no quiere decir que nunca tengamos emociones negativas o incómodas (tamásicas, si hablamos de forma holística). Multitud de estudios científicos afirman que para valorar el bienestar, en ciertas ocasiones, hay que pasar por el malestar. Esto es lo natural, y el problema viene en esta vida cuando vamos contra natura, es decir, contra las leyes naturales.

El grave problema de la llamada positividad tóxica es ignorar las emociones que afloran en nuestro ser porque nos producen incomodidad o desagrado. Todas las emociones, incluidas las llamadas negativas o incomodas, son necesarias para tomar decisiones y llevarlas a cabo.

Hace años vengo estudiando el fenómeno de la resilencia, que es permitirse el sentir todas nuestras emociones aumentando la capacidad de adaptarnos y superar las situaciones adversas.

 Además de ser agotador, negar de forma continua lo negativo, hace que creemos resistencias en nuestra mente bloqueando las emociones sin que lleguemos a trascenderlas. Y esto puede desencadenar problemas mentales a largo y medio plazo como apatía y depresión.

Llegados a este punto me pregunto: ¿Por qué pensar que debemos sentirnos bien en todo momento? ¿Por qué debemos minimizar las emociones difíciles de otras personas? ¿Por qué tratar de ignorar los problemas que nos trae la vida? ¿Por qué sentirse culpable por experimentar emociones como tristeza o rabia? ¿Por qué buscar evasivas y distracciones para evitar sentir emociones difíciles? ¿Por qué ocultar nuestros sentimientos reales?

Si no expresamos y sentimos de alguna forma nuestras emociones negativas, estas se pueden somatizar creándonos un problema grave de salud.

El problema reside en que la sociedad y ciertos sectores aconsejan de forma repetitiva mediante los medios de comunicación y redes sociales, que el bienestar es solo sentir alegría, forzándonos de alguna forma a sentirnos felices de forma constante en lugar de abrazar y ser conscientes de nuestros sentimientos negativos, trascendiéndolos. Algo que es preciso y aconsejable. Lo contrario nos aleja constantemente de la realidad.

El problema es cuando aquellos que sin tener conocimientos de la salud mental (y no digo con esto que deban tener un título o ser profesionales de la materia) nos hacen pensar que debemos mantenernos en lo positivo de forma continua, ya que esto puede generar en las personas que lo reciben, una baja capacidad de afrontar las circunstancias adversas cuando estas de alguna forma llegan. Lo ideal, como en casi todo, es no llevar nada al extremo, y en este caso sería el optimismo.

Tuve un profesor en el colegio que defendía que era muy aconsejable vivir de vez en cuando con el “no” porque de esta forma cuando el “no” viene a nuestras vidas, lo encajamos mejor sin llegar a frustrarnos.

“Si estás triste y los sentimientos de tristeza no son reconocidos, se entierran profundamente en nuestro cuerpo. Las emociones reprimidas pueden manifestarse más tarde en ansiedad, depresión o incluso enfermedades físicas”, escriben las doctoras Quintero y Long.

Además, según Paulette Delgado, estos estudios demostraron que es importante tener palabras o expresiones faciales, como llorar, para describir cómo se sienten y ayudar a regular la respuesta al estrés. Un estudio realizado en 1997, por ejemplo, demostró que los participantes a los que se les pidió fingir estar bien después de ver videos perturbadores, señalaron contener mucho estrés, en comparación a aquellos que demostraban cómo se sentían.

Las autoras también mencionaron que suprimir las emociones puede llevar a las personas a crear una personalidad falsa al no querer mostrar partes de ellas mismas. Esconderse de esa manera, según Quintero y Long, es negar la verdad, y esa es que en la vida hay momentos tristes, dolorosos y difíciles. Aceptar esto y sentir las emociones ayuda a verbalizarlas y sacarlas del cuerpo, contribuyendo a mantenernos sanos y sin tensiones.

La psicología positiva es una gran herramienta si se usa de forma efectiva, y para ello podemos contar con técnicas holísticas como la meditación y la visualización entre otras (una vez más vuelven a complementarse). Siempre que sea dirigida por alguien con conocimientos porque de lo contrario puede generar en las personas lo que se denomina indefensión aprendida, que es una impresión subjetiva de que hagamos lo que hagamos no sirve de nada, y todo absolutamente todo, está en manos de otros.

Con lo anteriormente expuesto no quiero decir que sea bueno resignarse a las que denominamos impresiones negativas, ni que no tengamos que sacar aspectos positivos de todo aquello negativo que experimentemos. Pero tampoco aconsejo querer tener el control absoluto del bienestar personal, ya que éste, no solo depende de nosotros mismos, existiendo un porcentaje ajeno a nosotros.

Ser positivos no es algo malo (ya hablamos en anteriores post sobre lo que opino de lo bueno y lo malo). Es bueno tratar de ver el lado positivo de las cosas, pero es igual de importante aprender a escuchar qué información quieren transmitirnos nuestras emociones y reconocerlas, incluso si no son positivas para nosotros. Dejar de intentar ser siempre positivos y aprender a procesar los sentimientos, nos ayudará a comprendernos mejor a nosotros mismos y a los demás. Algo importante es aceptar las emociones como información o una guía, y dejar de pensar que las emociones son negativas o positivas. Dejarlas fluir y exteriorizarlas, porque de esta forma les hacemos perder poder. Podemos compartirlas con amigos y seres queridos porque esto es sano para nosotros y además refuerza lazos, ya que nos damos cuenta que todos estamos en el mismo camino y nos alegran y nos preocupan las mismas cosas.

En definitiva, lo de siempre, ni un extremo ni otro, usando las palabras de mi interlocutor: ni ser un “hierbas” ni ser un “corcho”. Y en las mías: dejar que lo holístico y lo científico se complementen sin llegar a extremismos, dejando que la naturaleza actúe.

Me despido hasta el siguiente post, deseando hayáis tenido un feliz descanso estival, pidiendo a todos que por favor seamos prudentes con la situación de salud global y como no, recordándote que nadie, absolutamente nadie, es dueño de la verdad absoluta. Lo verdaderamente importante es experimentar.

Hari Om