"La Envidia Sana"
Hace unas semanas, hablando con un buen amigo sobre los nuevos proyectos y propósitos de cara a septiembre, en un momento de la conversación apareció el termino “envidia sana”.
He de decir que siempre este término me ha suscitado bastante curiosidad, ya que la persona que muestra la envidia sana, teóricamente, no siente maldad hacia la otra persona, pero aunque no tenga aquello que el otro posee, no significa que no lo desee para sí mismo.
En toda la literatura consultada, el concepto general de envidia, normalmente involucra sentimientos y sensaciones desagradables. Por ello, se hace un poco difícil considerar la envidia sana como algo totalmente positivo. La mayoría de las personas que utilizan el término envidia sana lo hacen con la intención de justificar que desean algo que otra persona posee, pero sin el sentimiento de tristeza por el hecho de que otro lo tenga y sin querer imitar o despojar al otro de su bien. Es decir, sin tener ningún sentimiento negativo hacia la otra persona. Pero esto no siempre quiere decir que al tener envidia sana, ese tipo de envidia sea algo positivo.
Etimológicamente, envidia procede de la palabra latina “invidere” que significa mirar con malos ojos a alguien. Generalmente la envida genera sensaciones negativas. En algunos casos se puede considerar que tiene un carácter positivo, pues puede ser un motivador para algunos, de tal forma que les empuja a conseguir aquello que desean o ansían al verlo en otros, e incluso, puede generar un sentimiento de admiración hacia aquel que tiene lo deseado. Pero normalmente, la envidia casi siempre conlleva sentimientos negativos y puede provocar en casos extremos agresividad y conductas de depresión o ansiedad.
En ocasiones hay personas que desean tener determinadas cualidades o vivir algunas circunstancias en sus vidas, pero no luchan o no realizan las conductas adecuadas para obtenerlas. Simplemente se comparan continuamente con otros y con lo que estos poseen. Muchas veces son personas poco activas y procrastinadoras hacia y con sus objetivos, o simplemente, centran su atención en los otros y no en lo que ellos deberían hacer. Esto les genera rabia y frustración por los éxitos ajenos, incluso llegan a desear que el otro no consiga o pierda lo deseado para así sentirse mejor consigo mismos justificando su sentimiento negativo.
Las personas que no son conscientes y no controlan esta emoción suelen manifestarla en forma de críticas o comentarios descalificadores, así como injuriando o incluso alejándose del foco de su envidia. En los casos más graves pueden llegar a ser agresivos o violentos. La envidia es un sentimiento que deberíamos conocer para manejarlo y no dejar que anide en nuestro ser por mucho tiempo, ya que puede ser muy dañino, primero con nosotros mismos y posteriormente con el prójimo.
Para poder superar este sentimiento tan nocivo, en ocasiones, deberíamos ser sinceros con nosotros mismos y tratar de analizar los factores que pueden influir en su aparición, como pueden ser el conocer cómo es nuestra autoestima. Si no te conoces y no te respetas a ti mismo comenzarás a compararte con otros porque no puedes llegar a ser quién realmente pretendes o deseas ser. También se puede dar en personas demasiado perfeccionistas. Estas suelen ser muy críticas consigo mismas, sintiendo que no son quién realmente desean ser y pueden finalizar cayendo en la envidia.
Otro factor importante que puede desencadenar el sentimiento de envidia es el miedo y el temor. Las personas temerosas suelen ponerse límites personales por el miedo al fracaso y esto hace que no se sientan bien con sus propios logros, comparándose de nuevo con los demás.
La humildad es otro factor a tener en cuenta, ya que las personas que poseen esta cualidad son capaces de pedir ayuda sincera para poder conseguir aquello que anhelan. En el lado opuesto, las personas orgullosas suelen caer en lo contrario, creciendo su frustración y por consiguiente, el sentimiento de envidia.
Y por encima de todo, estaría la felicidad, ya que por lo general las personas felices que se marcan objetivos de vida alcanzables y se sienten bien consigo mismos, rara vez se comparan con otros, pues su vida suele ser plena y reconfortante.
Sería oportuno pensar que la envidia sana no existe. Lo que existe es un sentimiento de envidia inicial sin la presencia de los sentimientos destructivos que puede aportar la envidia posterior.
Lo ideal sería ser proactivos viviendo y reaccionando ante los logros de los demás de forma positiva. Esto puede generar cambios en nuestra vida que nos permitan alcanzar aquello que echamos en falta. Es decir, tomar el control de nuestra vida con capacidad de trabajo e ilusión, y desarrollar todo nuestro potencial creciendo para alcanzar aquello que anhelamos. En lugar de “envidia sana” deberíamos decir “sana la envidia”.
Pero como siempre digo, nadie, absolutamente nadie, es dueño de la verdad absoluta. Lo verdaderamente importante es experimentar.
Hari Om, Namaskar, Namasté