"Exceso de Positividad"

Vivimos inmersos entre una multitud de mensajes de positividad. Redes sociales, medios de comunicación, etc, arrojan a diario mensajes que tratan de conducir al éxito y la brillantez. Esto hace que las personas que los reciben se vean obligados a seguir ciertas pautas por el miedo al fracaso y la frustración. 

Según Byung-Chul Han, el exceso de positividad nos está conduciendo a una sociedad llena de individuos agotados, frustrados y deprimidos. En el nuevo escenario social que vivimos, víctima y verdugo somos la misma persona. Ya no hace falta una dictadura ni un tiranía para someter a la población. Nos bastamos nosotros solos para explotarnos hasta la extenuación y paradójicamente, vivimos bajo una falsa sensación de libertad.

Esa frase que todos hemos visto en Instagram y en otras redes como una cita inspiradora, una bonita filosofía superficial, esos anuncios que nos bombardean o esas clases de autoayuda, nos conducen a esta situación.

¿Significa que necesito ser más feliz, necesito más horas felices, más tiempo con los amigos, más éxitos? Este sentimiento se repite mucho en las redes sociales, pero creo que el significado que hay detrás es mucho más profundo.

Sinceramente, pienso, porque lo he experimentado, que lo principal sería analizar lo que me hace feliz a mí. Lo verdaderamente importante es analizarse a uno mismo y no fijarse en estereotipos que constantemente aparecen en redes.

Esto es fácil de decir, pero difícil de hacer, pero ese debería ser el objetivo; entender qué es lo que realmente me hace feliz, en paz conmigo mismo, en paz con mis acciones, en paz con mi proceso de pensamiento, en paz con mi forma de lidiar con los problemas y desafíos.

Creo fervientemente que una de las dificultades mayores es identificar felicidad con éxito. Podría demostrarlo con miles de teorías y estudios científicos, pero ese no es mi objetivo en este blog porque no quiero ni debo hacerlo, ya que sería aburrido y me alejaría del verdadero objetivo, compartir mis experiencias, tratar de ayudar con ellas a aquellos que puedan utilizarlas y por encima de todo, interaccionar con mis lectores para poder aprender.

El modelo mental de la mayoría es que el éxito nos lleva a la felicidad.

Está ampliamente extendido en nuestra sociedad que la forma de conseguir felicidad es a través de la consecución de objetivos deseados. Desgraciadamente, como ya he comentado en anteriores entradas, esta opinión generalizada está equivocada y existen investigaciones científicas en el área de la psicología que demuestran que su consecución no nos lleva a la felicidad integral duradera. En un post anterior, hablamos de que cuando se consigue un objetivo los niveles de felicidad aumentan para paulatinamente volver con el paso del tiempo a los mismos niveles en los que estaban antes de alcanzar ese objetivo.

Esto es muy importante porque cambia el paradigma de lo que la mayoría de la gente que busca ser más feliz piensa: el éxito no te lleva a la felicidad, sino que es la felicidad la que te lleva al éxito.

Una vez más, en mi propia experiencia, se trata de no comenzar a construir la casa por el tejado. Con esta afirmación me refiero a que lo primero que debo tener claro es lo que realmente me hace feliz y no mirar a la felicidad (enmascarada en éxito) de otros.

Cuando tenemos esto claro somos más felices y gozamos en muchos casos de mejores niveles de salud mental y fisiológica. Esto hace que comience a funcionar lo que denomino “la Espiral de la Felicidad” que se retroalimenta así misma. Si soy feliz puedo acometer con más herramientas y más fuerza el arduo trabajo de buscar el éxito.

Llegados a este punto surge la pregunta: ¿Qué es el éxito?

Pues según la Rae, éxito es el resultado, en especial feliz, de una empresa o acción emprendida, o de un suceso.

Con esta definición llegué a la conclusión de que para mí tener éxito no es tener más likes, ni ser el mejor en todo aquello que hago, ni ser un superinfluencer, ni ser el número uno en todo aquello que emprendo.

Por el contrario, esta definición dejó patente que ser exitoso es mantenerme en la búsqueda de la felicidad, la que considero mi felicidad. Esta consiste en ser feliz con lo que hago, en sentirme cada vez mejor conmigo mismo y en tener un equilibrio en todas las facetas de mi vida, dejando de sacrificar algunas por tener éxito en otras. Por supuesto, también gozar de esas pequeñas consecuciones que se deriven de esta actividad, pero sin supeditar mi felicidad a la consecución de las mismas.

Para mí la felicidad es un camino y no un objetivo.

Hoy finalizo este post deseando a todos aquellos que me leéis unas felices fiestas navideñas y un próximo año repleto de oportunidades y como siempre afirmando:

Que, nadie, absolutamente nadie, es dueño de la verdad absoluta. Lo verdaderamente importante es experimentar y en el caso de hoy, el camino de la felicidad.

Hari Om, Namasté, Namaskar.