El Blog de Sankalpa Yoga. De Yamas y Niyamas:"Asteya"

Hoy de nuevo deseo retomar el hilo que abrí en el antepenúltimo post y he de comenzar como hice en ese momento, diciendo que cuando una persona comienza a adoptar el Yoga como estilo de vida, se adentra en un sistema tradicional que consiste en la integración de determinados preceptos éticos y morales de orden, llamados Yama y Niyama. Estos códigos de conducta se presentan en los yoguis como los dos primeros pasos para poder llevar a cabo un estilo de vida yóguico. Pero, yo traslado esto a la vida misma afirmando que es el código de conducta que cualquier persona debería cumplir para tratar de vivir en paz consigo mismo y con la humanidad, como se suele decir: “para poder dormir tranquilo”.

En esta ocasión me gustaría hablar de “Asteya”, el tercer Yama descrito por el sabio Patânjali. Asteya en sánscrito significa “no robar”, “honestidad”. Pero no se ciñe solo al sentido estricto de la palabra. Por ejemplo, en la filosofía Sankhya e Hindú, “se roba algo” cuando se adquiere algo que en realidad no necesitamos.

Asteya puede incorporarse a la vida diaria de las personas y no solo a la práctica del Yoga. Haciendo un buen uso de este Yama podemos aumentar nuestra felicidad, ya que estaremos contentos con lo que tenemos, y el hecho de no poseer algo o poseer algo que no nos pertenece, no nos hará ser infelices.

Asteya trata de que seamos felices con lo que tenemos evitando toda tentación de apropiarse de algo o de alguien de forma injustificada. Es importante saber que no solo se refiere a la ambición de lo material, sino a valores espirituales, ideas, tiempo o elecciones de los demás.

Llegados a este punto trataré de poner ejemplos para que pueda ser entendido de una forma pragmática:

·         Apropiación del tiempo:

Los que me conocéis sabéis el valor que otorgo al tiempo. Siempre he pensado que es de lo más valioso que pueda poseer una persona. Una vez, un amigo me dijo que las personas adineradas lo que realmente hacen con su dinero es comprar tiempo, de forma que tienen personas empleadas en sus hogares y negocios para poder disponer de tiempo libre. Esto que es obvio en algunas ocasiones, me hizo recordar a Manuel, mi profesor de filosofía en el instituto. Él decía: “La mayor falta de respeto hacia otra persona es la impuntualidad porque está robando su tiempo” y “El tiempo es de lo más valioso en la vida de las personas”.

Actualmente en la sociedad en que vivimos, no prestamos atención a ese bien tan preciado y nos olvidamos de agradecer a la vida cada instante que nos regala. Perdemos el tiempo, o más bien nos lo robamos a nosotros mismos, en actividades que la sociedad nos impone, como pueden ser las redes sociales, desperdiciando nuestro tiempo y el de los demás. Perdemos el tiempo en malas relaciones, hábitos y amistades que no nos interesan. Llegamos a la inmovilidad haciendo caso a nuestra mente que nos indica que nos mantengamos en un lugar quietos, seguros y cómodos, y esto hace que perdamos la oportunidad y el tiempo para iniciar nuevas relaciones o emprender nuevos proyectos. En definitiva, nos robamos a nosotros mismos dejándonos llevar por pensamientos negativos.

Del mismo modo, muchas veces robamos el tiempo a nuestros amigos y seres queridos haciéndoles partícipes de nuestras vidas, “utilizando a los otros”. En palabras de Dalay Lama: “Deja ir a las personas que solo llegan para compartir quejas, problemas e historias desastrosas, miedo y juicios a los demás. Si alguien busca un cubo para echar su basura, procura que no sea en tu mente”. A lo cual yo añadiría “Y ocupando para ello tu tiempo”. En definitiva, no deberíamos permitir ese robo de nuestro tiempo y energía, pero también, debemos saber detectar cuándo somos nosotros los que actuamos así y hacer un ejercicio de autocrítica que nos conducirá al cese de ese comportamiento con los demás y a la puesta en práctica de Asteya.

·         Búsqueda de la felicidad:

Muchas veces pensamos que todo en nuestra vida debería ser divertido, pero no siempre es así. En algunos momentos, es fácil dejar que lo externo afecte a nuestra felicidad y literalmente, nosotros mismos nos robamos la alegría porque algo no salió como lo planeamos, o porque tenemos muchos apegos con algún objeto o hacia una persona, nos obsesionamos con la perfección y olvidamos saborear el momento presente.

Esto hace que seamos nosotros mismos la causa de nuestra infelicidad. Permitimos que las personas, los ambientes y las experiencias, impacten en nuestra capacidad de ser felices. Confiamos más en la estimulación externa o en el qué dirán, en lugar de vivir en la dicha del momento presente.

·         Miedos:

Si bien, no se puede frivolizar, hay que afirmar que los miedos son necesarios como mecanismos de defensa. Pero muchas veces, dejamos que miedos injustificados nos bloqueen, al punto de robarnos la posibilidad de vivir experiencias maravillosas y desconocidas hasta el momento. Nos mantenemos en puestos de trabajo, relaciones y situaciones que no nos satisfacen porque tenemos miedo al cambio. Por miedo nos robamos a nosotros mismos.

·         Salud:

Es uno de los mejores ejemplos mediante el cual nos robamos la posibilidad de vivir de forma plena. Es muy fácil decir no tengo tiempo para cocinar de forma idónea, no tengo tiempo para hacer deporte, no tengo tiempo para meditar y practicar yoga (por poner algunos ejemplos), cuando realmente lo que estamos haciendo es una mala planificación de nuestro tiempo, muchas veces procrastinando. Con ello, estamos siendo poco honestos y faltando al Yama de Asteya, ya que nos robamos la posibilidad de tener una vida y un nivel de salud mejor. Asteya nos ayuda en el autocuidado personal.

·         En el Yoga:

Muchas veces queremos correr antes de saber andar, y somos poco honestos con nosotros mismos al querer avanzar en posturas para las que realmente todavía no estamos preparados. Asteya comienza a funcionar cuando realmente disfrutamos de una postura y la controlamos, pero también, cuando reconocemos honestamente que no podemos experimentar un âsana para la cual no estamos preparados.

Durante la práctica del Hatha Yoga, Asteya también se puede aplicar cuando nos fijamos en otros en lugar de estar centrados en nuestro “aquí y ahora”, y pensamos que los demás realizan mejor las âsanas, dando paso a la autocrítica. En este caso, el robo se produce porque nos subestimamos a nosotros mismos, deseamos las habilidades físicas de los demás, sin fijarnos en lo placentero de nuestra propia práctica. Asteya guía al practicante a reconocer su propio valor y a no envidiar el de los demás, y esto es un buen aprendizaje para la vida diaria.

·         Dar un mal uso a un servicio o a una cosa, o abusar de la confianza de las personas, de su trabajo o de sus ideas:

Usar algo para un propósito que no sea su uso normal, o más allá del tiempo permitido por su dueño, también es una oportunidad para aplicar Asteya. Aquí debemos incluir el abuso de confianza, el robo de ideas y la mala administración de aquello que nos proporcionan los demás, como pueden ser sus conocimientos o su propio tiempo.

Como conclusión, si tenemos en cuenta estos ejemplos y otros muchos presentes, podríamos mejorar nuestra calidad de vida y la de los que nos rodean, simplemente tratando de no llevar a cabo todo lo anteriormente expuesto. Sería bueno entre otras muchas: aprender a decir que no, ser puntual, no hablar más allá de lo necesario, y siempre y cuando, lo que tengamos que decir sea realmente productivo, pensar por nosotros mismos antes de buscar ayuda en otros, etc.

Llevando este precepto a la práctica, podremos disfrutar de una vida más plena, saboreando las actividades de nuestra vida cotidiana. También, podremos mejorar la vida de los que forman parte de nuestro entorno y esto repercutirá, sin duda, muy positivamente en nuestra propia persona. Mantener una actitud sin deseos ilusorios nos proporcionará felicidad, ya que en algunos casos tendremos la sensación de tener lo esencial, y lo que venga más adelante lo podremos vivir como un regalo.

Me despido hasta el siguiente post, recordándote que nadie, absolutamente nadie, es dueño de la verdad absoluta. Lo verdaderamente importante es experimentar.

 

Hari Om