El Blog de Sankalpa Yoga. ¿Asocial, antisocial o solitario?.

El anterior post ha suscitado una serie de reacciones entre las personas que lo leéis, y muchos de vosotros y vosotras os habéis sentido identificados con él. Charlando con algunos (algo que me apasiona de este blog, ya que me permite interaccionar con sus lectores y aprender de todos y cada uno de vosotros) os surge la duda: ¿seré antisocial?

Para todos los que me habéis preguntado, voy a tratar de explicarme. Yo no me considero antisocial porque me guste la soledad y opte por ella gran parte de mi día a día, y pienso que vosotros tampoco lo sois, ya que hay una gran diferencia entre ser antisocial y ser asocial.

La primera diferencia está en las definiciones. En este sentido, una persona antisocial va en contra del orden social.

Mientras que, la persona asocial es la que elije no integrarse ni relacionarse con la sociedad en diferentes momentos o circunstancias.

De manera que, usualmente, se usa de forma errónea el término antisocial cuando se hace referencia a alguien que prefiere estar solo o que disfruta de estar apartado de otras personas.

Una persona antisocial, normalmente, padece de un trastorno psiquiátrico que se conoce como “Trastorno de la personalidad antisocial”. De igual forma, se puede llamar antisocial a una persona que manifiesta conductas delictivas o rebeldía deliberada.

Una persona asocial es quien no tiene motivación para comprometerse e interactuar en sociedad en determinados momentos, aunque como todo, llevado a un extremo, alguien asocial puede padecer problemas de integración.

Los asociales sabemos cómo adaptarnos a las normas que la sociedad presenta o impone y un antisocial las desconoce casi por completo.

Los asociales preferimos actividades en solitario, aunque disfrutemos también, con actividades grupales con las personas que elegimos; mientras que una persona con trastorno de la personalidad antisocial tiene ausencia de empatía y remordimiento, también es egocéntrico y tiene autoestima distorsionada.

El asocial prefiere la vida en solitario y le preocupan las cosas que considera injustas o que desde su punto de vista personal no están bien y tiene predisposición por cambiarlas, mostrándose dispuesto a hacerlo si llega el caso. Una persona con trastorno de la personalidad antisocial deshumaniza, es megalómano y manifiesta hedonismo.

Los antisociales manifiestan conductas delictivas porque sienten rechazo hacia la sociedad, mientras que los asociales sencillamente, no participan de ella cuando lo consideran oportuno sin necesidad de delinquir, ni dañar a nada ni a nadie.

Una persona con dificultades para integrarse en la sociedad y un solitario pueden ser asociales, pero no tienen por qué estar en contra del orden social; por otro lado, un individuo antisocial puede estar perfectamente integrado, pero se opone al orden social, quizá con violencia. Se trata de dos conceptos claramente diferentes y es frecuente confundirlos.

El término asocial se refiere a aquel individuo con una fuerte falta de motivación para participar en la interacción social y/o la preferencia por las actividades solitarias. El término asocial representa a aquellas personas que no les agrada estar rodeados de multitudes; esto no implica no tener amigos, (véase mi caso particular). Ser asocial no implica estar enfermo mentalmente; el ser asocial es solo un tipo de personalidad que las personas poseen, la cual no es considerada como una enfermedad mental.

Los individuos generalmente, como integrantes de la sociedad, compartimos con los demás determinados valores, normas, modelos y símbolos establecidos que facilitan la convivencia. Sin embargo, no todos presentamos la misma adhesión a esas normas y valores. Para adaptarnos al medio social se nos solicitan y en ocasiones se nos exigen, diferentes grados de conformidad dependiendo de la sumisión o libertad de decisión del individuo y de la rigidez o tolerancia de la sociedad. Por ello, la adaptación social no implica necesariamente conformidad y mucho menos la sumisión, a lo que muchos consideran el “yugo social” (paradójicamente la palabra Yoga significa Unión o Yugo), sino que puede conllevar la innovación o modificación  de los elementos que integran una determinada cultura o sociedad o simplemente obviarlos, y no por ello, tener que renunciar a vivir en ella, teniéndonos que marchar al interior de  una cueva a vivir.

Nos resulta más fácil vivir el tiempo que nuestra vida nos permite en soledad, disfrutando de ella hasta niveles insospechados. Ahora qué ¿eres antisocial o eres asocial?.

Si me has de calificar, llámame “solitario” aunque me deleite estar acompañado de mi mascota y de ciertas personas que como yo, se niegan a ser integrados y participar en eso que algunos llaman “Sociedad”.

Me despido hasta el siguiente post, os deseo un feliz descanso estival y por favor que seamos prudentes con la situación y como no, recordándote que nadie, absolutamente nadie, es dueño de la verdad absoluta. Lo verdaderamente importante es experimentar.

Hari Om