"¿Todo Pasa por Algo?"
Ayer leí en “elciudadanoweb.com” una reflexión que lleva acompañándome toda la vida y que a continuación transcribo:
Escuchamos todo el tiempo hablar de las casualidades, pero… ¿existe la casualidad? Realmente, no, nada sucede porque sí… la verdad es que la casualidad no existe. Todo es “causal”, nada es “casual”. Todo lo que llega a nuestras vidas, cada situación por la que pasamos es por algún motivo.
Sai Baba, en la India, enseña las “Cuatro Leyes de la Espiritualidad” que hablan justamente sobre esto. La primera dice: “La persona que llega es la persona correcta”, es decir que, nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.
La segunda ley dice: “Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. Nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: “Si hubiera hecho tal cosa… hubiera sucedido tal otra…”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.
La tercera dice: “En cualquier momento que comience es el momento correcto”. Todo comienza en el momento indicado, ni antes ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas es allí cuando comenzará.
Y la cuarta y última: “Cuando algo termina, termina”. Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas es para nuestra evolución, por lo tanto, es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.
¿Todo pasa por algo? ¿Nada ocurre por casualidad, suerte o coincidencia? Sinceramente pienso que todo tiene un sentido que permanece oculto y que no entenderemos hasta que el tiempo nos lo revele. Según decía Steve Jobs: “Sólo se pueden unir los puntos si miramos hacia atrás”. Por lo que lo ideal sería no deprimirse cuando las cosas no salgan como esperamos, sino más bien, alegrarse por las que están por venir
Es difícil controlar todo lo que nos ocurre, pero hay algo que sí podemos hacer a nuestro favor y es la forma en la que vivimos lo que nos pasa y cómo lo usamos para cultivar nuestra mejor versión.
Sinceramente, pienso que la vida no tiene intención, no hay una voluntad que determine cómo deberían ser las cosas según un plan o destino prestablecido. Por eso existe una gran confusión al respecto de la afirmación “todo pasa por algo en esta vida".
Efectivamente, todo hecho es consecuencia de uno anterior. Por lo tanto, sí, todo pasa por algo. Todo suceso fue provocado por un suceso anterior que lo explica y así sucesivamente. Los sucesos actuales, evidentemente, explicarán los futuros y a su vez, los pasados explican de alguna forma los actuales.
Aunque hay diferentes escuelas filosóficas y espirituales y, en algunas de ellas, se hace una defensa de ese determinismo según el cual todo está establecido a la manera de un destino inevitable, en otros casos, se asume que hemos venido a esta vida a aprender o a resolver algo que en otras existencias y/o planos no hemos podido hacer.
Lo que la vida sí tiene, desde mi punto de vista, es orden o leyes (si dejas caer una manzana desde un árbol, la ley de la gravedad actuará sobre ella). El nombre es lo de menos.
Las cosas ocurren porque hay leyes universales que sí determinan el marco dentro del cual deben ocurrir las cosas.
Pero no hay intención. En la vida ocurren cosas y fruto de ello nos pasan las cosas de las cuales debemos aprender. Pero eso es consecuencia de nuestras propias decisiones y de todas las decisiones que se toman a nuestro alrededor y sobre la cuales, en ocasiones, no podemos influir, pero, que, a su vez, nos influyen. Por ello, deberíamos dejar de culpabilizar a la vida y al destino.
Es cierto que la vida está sometida a unas leyes y consecuente a ellas, las cosas son inevitables en ocasiones. Por eso, las consecuencias pueden parecernos provocadas por la vida, sin entender que, en realidad, han sido nuestras decisiones, incluso nuestra intención lo que las ha provocado.
Por lo tanto, es resultado de esa construcción de la realidad, que interpretamos las cosas que ocurren a nuestro alrededor. Es una realidad en la que necesitamos encontrar explicación a los sucesos de la vida, a la vida misma. Necesitamos encontrar un marco referencial estable que nos de seguridad y nos haga dormir tranquilos sin salir de nuestra zona de confort, repitiendo continuamente patrones de comportamiento que, aunque no nos dan los resultados esperados, nos hacen no tratar de adoptar otros por miedo a lo desconocido.
En este contexto, tratar de creernos que las cosas pasan porque "la vida así lo ha querido", nos libera, nos descarga y nos da una explicación que hace que todo cuadre. Pero quiero preguntar a los lectores:
Entonces, ¿todo pasa por algo o para algo en esta vida y porque así lo quiere ella?
Mi respuesta que a buen seguro no es la correcta, es que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y en ocasiones, es mejor no preguntarse por qué las cosas pasaron, sino para qué pasaron, sin buscar responsabilidades.
Esto nos ayudará a crecer porque lo que sí es seguro, es que de casi todo lo que nos sucede se puede extraer un aprendizaje, más o menos doloroso o más o menos placentero, todo sea dicho.
Pero como siempre digo, nadie, absolutamente nadie, es dueño de la verdad absoluta. Lo verdaderamente importante es experimentar.
Hari Om, Namaskar, Namasté