"La Gratitud"

El pasado post sobre la envidia dio para mucho. Fue muy fructífero ya que suscitó muchas reacciones. Esto hizo que tuviera oportunidad de compartir con muchos de los lectores y lectoras los diferentes puntos de vista y opiniones al respecto de la envidia sana. Fue en una de esas conversaciones donde se me propuso el tema que hoy trataré de abordar, “la gratitud”.

La etimología del término gratitud proviene del latín, derivando del vocablo “gratitudo” que a su vez está compuesto de dos partes claramente definidas: por un lado, la palabra gratus, que es sinónimo de “agradable y agradecido”, y por otro, el sufijo “tudo” que es equivalente a “cualidad”.

El sentimiento de gratitud está vinculado al agradecimiento, que es la acción y efecto de agradecer. Este verbo, justamente, significa sentir gratitud.

Por lo tanto, el individuo que siente gratitud desea agradecer el beneficio recibido y además, agradece lo que tiene. En palabras de Eckhart Tolle: "La gratitud por el ahora constituye la verdadera prosperidad”.

Algo que siempre ha llamado mi atención es que el sentimiento de gratitud no corresponde a una de las emociones básicas, sino que para poder experimentarla se requieren una serie de procesos complejos en la mente. Y a decir verdad, algunos de los profesores que he tenido sostienen que solo las personas de moral elevada y desarrolladas espiritualmente son capaces de experimentar su significado.

Por ello, no todo el mundo, ya sea por unos factores u otros, puede experimentar gratitud. A diferencia de otros sentimientos, el de la gratitud no aparece como un impulso y exige que exista un sistema de valores éticos, en donde estén resueltos los conceptos de dar y recibir, además de una renuncia al egocentrismo.

De hecho las personas que no son capaces de experimentar gratitud suelen tener una cierta tendencia al narcisismo. No solamente tienen problemas de memoria, sino que también dan por sentado que merecen toda la ayuda que reciben. Muchas de estas personas se atribuyen por completo los beneficios que obtienen y olvidan por completo lo que los demás aportaron para poder lograrlos.

Por el contrario, aquellos que han pasado por dificultades y las han resuelto con ayuda de otros, saben el inmenso valor de esto. Nada como sentirse impedido para algo, o atrapado, o derrotado, para entender que la ayuda del prójimo es de sumo valor.

Según un estudio llevado a cabo por Rollin McCraty y Doc Childre (N° de ref. del artículo DSB9788491112822), expuesto en el libro “La Inteligencia del Corazón”, las personas agradecidas obtienen grandes beneficios para el buen funcionamiento de su corazón, tienden a enfermar menos y son en general, más felices.

Estas personas difícilmente tienen sentimientos negativos como el arrepentimiento, el resentimiento y la envidia. Son capaces de sentir gratitud porque eligen ver lo mejor de las personas y por encima de todo siempre lo recuerdan.

También son más generosas. Reconocen que la ayuda mutua es uno de los valores más importantes y por eso, no solamente saben apreciar la ayuda que reciben, sino que también esto les predispone a ayudar a otros.

Algunos estudios indican que las personas agradecidas son más felices y están más satisfechas con su vida, sus amistades, su familia, su comunidad y su persona. Experimentan más esperanza, optimismo y autoestima, y rinden más académicamente y en sus trabajos.

La gratitud está relacionada con una mayor compasión, dando lugar a relaciones más fuertes. También se asocia con un estilo de vida más saludable, un mejor descanso, un sistema inmune fortalecido y menos emociones negativas como la envidia, la depresión, el sentimiento de soledad y el materialismo.

El sentimiento de gratitud hace que se generen en nuestro organismo neuroquímicos esenciales como la dopamina, la oxitocina y la serotonina (hormonas directamente relacionadas con el control de las emociones, los estados de ánimo, la felicidad y el bienestar en general, hablaremos de ellas en posteriores entregas).

La gratitud nos mantiene en el momento presente, en el “aquí” y “ahora” ayudándonos a asumir que nada de lo dado es para siempre. También evita que nos mantengamos lamentándonos de cosas del pasado. De esta forma, el ser agradecidos evita que rumiemos el pasado y nos permite saborear aquello que disfrutamos en el momento presente.

Es fundamental para fomentar la gratitud educar a niñas y niños en la empatía, la positividad y el compartir, pero como no todas las personas han tenido esa oportunidad en su infancia, citaré algunos consejos para cultivar la gratitud:

-Elabora una lista de necesidades básicas cubiertas que agradecer.

-Elabora una carta de gratitud.

-Contacta con la naturaleza y contémplala en silencio.

-Medita.

-Expresa tu gratitud con quienes te rodean y siempre que puedas siéntate y respira, y no olvides sentir gratitud por este sencillo hecho.

Pero como siempre digo, nadie, absolutamente nadie, es dueño de la verdad absoluta. Lo verdaderamente importante es experimentar y en el caso de hoy, la gratitud.

¡Gracias por leerme!

Hari Om, Namasté, Namaskar.